martes, 13 de enero de 2009

Ofelia



A mí me producía mucha ternura. Era tuerta, y caminaba con la cabeza de medio lado, en inferioridad de condiciones respecto a todas sus compañeras. Llegaba siempre tarde a los repartos y parecía que, con su parsimonia y torpeza, molestaba a las demás que corrían empujándola de mala manera para llegar las primeras al picoteo.

Pitas, pitas...

El gallo peleón las amedrentaba, y la pobre Ofelia conseguía acercarse, al fin, para comer lo que había quedado de salvado esparcido por el suelo del patio, después de que todas las gallinas “de buen ver” se habían puesto como el quico.


2 comentarios:

Cigarra dijo...

Con lo que tu eres, seguro que le guardabas un puñadito de maíz del mejor para compensarla de tanto infortunio...

María la Delsa dijo...

¡Hola, cigarra!. Me subes la "altaestima"... Eres buena.
Muchos besos.