miércoles, 21 de noviembre de 2012

La lechera





No recuerdo con qué frecuencia venía la lechera a casa. Pero la ví alguna que otra vez, con sus botas cortas, calcetines gordos, un delantal grande a modo de falda envolvente sobre un vestido oscuro algo viejo y un pañuelo en la cabeza, atado por detrás. Traía una gran cántara que apoyaba sobre la mesa de pino  de la cocina y un “cuartillo” para medir.
  
 -¿Cuánta quiere hoy?  le preguntaba a mi abuelita. 
  - Déjeme cinco cuartillos... ¿No le echará agua, verdad? ¡Es que últimamente hace muy poca nata!
   - Ay, no señora, ¡qué cosas tiene!
.......
Seguro que alguna vez le echaría algo de agua para aumentar un poco más la ganancia pero de todos modos esa leche hervida sí que hacía nata. Muchas veces la abuelita hacía requesón y mantequilla y si llegábamos a tiempo, cuando estaba metida en danza, nos ponía una tostadita de pan con un montón de nata y azúcar por encima.

¡Eso era un manjar!.

10 comentarios:

Vanbrugh dijo...

Qué alegría encontrar un post nuevo en la Delsa. Y además un post sustancioso y suculento. Qué ganas, efectivamente, de untarlo en pan y echarle azúcar por encima.

Unknown dijo...

Me encanta este recuerdo tan nítido y lleno de detalles después de los años...
Son cosas entrañables que quedan marcadas. Y que hay que saber expresar así de bien.

Inés dijo...

Mmmmh! Qué rico. Me imagino el olor y el calorcito alrededor del fuego. Qué bonitos recuerdos, mami. Me encanta que hayas retomado tu blog!

María la Delsa dijo...

Gracias a los tres por ponerme unas letritas y especialmente a tí, Inés, que nunca pasas por aquí y me hace mucha ilusión saber que lees a veces mis recuerdos.
Besos.

Irene dijo...

Yo también he pasado por aqui... Y me ha gustado mucho leerlo y releer algunos de los que ya había leído...
Está precioso tu blog.
Muchos besos

María la Delsa dijo...

¡Tú también, qué ilusión!... Es que en realidad me encanta saber que leeis estos recuerdos de mi infancia... Principalmente los escribo para vosotras, ésa es la verdad, pero... como no soléis entrar...! Da mucho gusto que te lea alguien.

Ana dijo...

La que faltaba p'al duro de las delsitas junior, también se ha asomado a la reaparición bloguera de su mamma. ¡Qué bien que estés por aquí otra vez!
Leer este post me ha hecho recordar los deliciosos vasitos de leche caliente hecha con leche condensada que la abuela Ana nos traía a la cama cuando nos quedábamos a dormir en Avenida de América... ¡Quién los pillara!

María la Delsa dijo...

Anuski:
¡Faltabas tú, cierto es!.

Me gusta mucho que hayas traído a colación el vasito de leche que os daba la abuela Ana al acostaros.

Estas cosas son las que tejen la vida y sus recuerdos imborrables.

...¡Y siempre las abuelas en medio, qué alegría!.

Cigarra dijo...

¡Es que la leche condensada de la Abuela Ana era demasiado! Creo que me voy a comprar un tubo en cuanto vaya para casa... (vaya manera de empezar un régimen!)

Cigarra dijo...

A propósito de la leche aguada y la abuela Ana, cuando vivián en Galicia y sólo tenían a Luis que tenía 2 añitos, la abuela tenía un densímetro ("pesaleches" le llamaban) con el que comprobaba si la leche tenía agua o no. Y una vez que recriminó a la lechera porque se le había ido la mano con el agua, le contestó con mucho desparpajo: "¡y luego, el chico ya está criado!"